Campings Mèze

Descubra Mèze, una ciudad anidada a orillas del estanque de Thau, frente a su gran vecina Sète. Entre su historia, cultura y gastronomía, Mèze se perfila como un destino turístico de primera.

¿Conoce usted Mèze?

Mèze forma parte de las ciudades turísticas por excelencia del Hérault. Bordeada por el famoso estanque de Thau, la ciudad se beneficia del indudable atractivo de su vecina Sète. Como ella, Mèze posee un rico legado, pues los fenicios ocuparon ya el territorio allá por el siglo VIII. Posteriormente, fue el hogar de romanos, sarracenos y albigenses.

Pero lo que colocó a Mèze en el mapa de los destinos vacacionales es sin duda su condición de pueblo portuario, donde el clima mediterráneo contribuye a un estilo de vida sumamente agradable. Los amantes de los pueblos de veraneo estarán aquí en la gloria y disfrutarán de lo lindo paseando al borde del agua bajo el sol del Languedoc antes de acomodarse en una mesa para degustar los deliciosos productos locales.

Si tiene previsto veranear en camping en Mèze o en sus alrededores, no pierda la ocasión de explorar el estanque de Thau y sus comunas. Sin olvidar el propio Mèze, que le brindará un paréntesis cargado de tranquilidad y encanto.

 

¿Lo sabía?

Mèze está muy vinculado a un animal que se ha convertido con el paso de los años en su símbolo: el buey. A diferencia de los toros, que abundan en la región, el buey es poco común. Resulta difícil, por tanto, comprender de primeras cómo el buey ha podido asociarse a la identidad de la localidad.

El origen se encuentra en una leyenda. En la Antigüedad, una familia modesta oriunda de Béziers se instaló a orillas del estanque de Thau. Con la ayuda de bueyes, logró arar las tierras para cultivarlas. Y los bovinos contribuyeron a que Mèze se convirtiera en el pueblo de pescadores que es hoy.

Durante el desbroce y arado, murieron dos bueyes. La familia decidió conservar la piel de uno de ellos para colocarla sobre un modelo de madera. Este maniquí fue paseado cada año dando la impresión de que se trataba de un buey de carne y hueso.

Aún hoy, la tradición perdura. Un buey gigante, alzado por ocho hombres, es paseado por las calles de Mèze durante las fiestas locales hasta la plaza de la iglesia, donde es bautizado a continuación por el cura.

 

¿Cuál es el plan?

En Mèze, no hay mejor plan que dar un agradable paseo por el centro para admirar su patrimonio. Se topará inevitablemente con uno de sus principales reclamos, la iglesia de Saint-Hilaire, que destaca por su arquitectura gótica típica del sur de Francia.

No se pierda tampoco la llamada Capilla de los Penitentes, edificada en el siglo XII. Esta última ofrece unas vistas muy curiosas a las murallas que bordean el estanque. En la actualidad la capilla, que cayó en desuso y fue utilizada como taller de tonelería durante un tiempo, se convierte en sala de exposiciones durante la temporada estival.

Durante su paseo, pasará frente al castillo de Girard. Desde el castillo podrá observar una construcción típica de la región que alberga hoy un anexo del ayuntamiento de Mèze.

Por último, no deje de disfrutar del borde del mar y la brisa marina. Podrá conocer dos puertos. Por un lado, el Port des Nacelles, el más antiguo de la localidad. Pensado para atracar barcos, ofrece unas vistas impresionantes al estanque de Thau y las comunas vecinas.

Por otro lado, está el puerto deportivo, que se encuentra integrado en la ciudad. Es tan coqueto que le apetecerá pasar horas en él, observando el amanecer o la puesta de sol. Aproveche su visita para hacer una pausa gastronómica y catar el plato estrella del lugar: las tielles sétoises, unas deliciosas empanadillas, las ostras de Bouzigues o los mejillones à la Brasucade. Otra posibilidad para degustar los productos locales es pasarse por el mercado de abastos, que bien merece una visita

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