Camping Orange

Si sale de vacaciones al Vaucluse, haga una parada en Orange. Esta ciudad de arte e historia le abre las puertas de su patrimonio excepcional. ¡Seguro que queda encantado!

¿Conoce Orange? A las puertas de Provenza, en el corazón de la región Provenza-Alpes-Costa Azul encontrará una antigua ciudad romana con mucho encanto: Orange. En cuanto entre a la ciudad se sumergirá inmediatamente en el corazón de la historia descubriendo el imponente arco de triunfo. Un poco más hacia el centro aparecerá otra maravilla antigua: el famoso Teatro Romano, uno de los teatros mejor conservados del mundo y el único en Europa que ha logrado preservar su fachada escénica. Sus dos monumentos excepcionales han sido designados como ‘monumento mundial’. No se los pierda. Pero Orange, también denominada ‘la ciudad de los príncipes’, ofrece más que historia y monumentos. Es a la vez una tierra generosa de sabores provenzales y un evento increíble: el festival Chorégies d’Orange.

 

¿Sabía esto? Existen muchas hipótesis sobre el origen del nombre de la ciudad de Orange. La más probable parece ser que Orange hubiera sido derivado de ’arausion’, una palabra latina que significa ‘ciudad cerca del río’. Y efectivamente, la ciudad se encuentra junto al Ródano. O sea, ¿por qué no?

 

¿Cuál es el programa? ¡Es imprescindible descubrir la historia de la ciudad! Atraviese los tiempos paseando y disfrutando con un entorno original. Explore la ciudad solo o con un guía, como usted prefiera. Se han elaborado distintos itinerarios que le guiarán por sus calles y su historia. Viaje desde la Edad Media hasta hoy: el gran templo protestante, la Iglesia St Florent del siglo XV, la estatua de Raimbaud, la catedral de Nuestra Señora de Nazareth y, cómo no, el teatro antiguo y el arco de triunfo. Pues sí, hay muchas cosas que ver en la ciudad de los príncipes. Los aficionados a la historia y al arte se enamorarán de Orange. ¿Le gusta la música lírica? Acuda al festival les Chorégies, uno de los más antiguos de Francia. Sus melodías le seducirán. Y finalmente no abandone la ciudad sin haber degustado el vino Chateauneuf-du-Pape, una delicia para el paladar.

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