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Déjeme soñar que tengo diez años…
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5 minutos
- ¡Al agua!
Si nos gusta tanto el camping es porque nos permite dejar atrás la rutina, volver a conectar con la naturaleza y, por encima de todo, reencontrarnos nada más llegar con el niño que llevamos dentro. La prueba, en tan solo unos ejemplos…
Casa de muñecas
Aunque nos decantemos por la acampada en modo “todo comodidades”, la infancia nunca queda demasiado lejos. Se diría que los chalets y los cottages, espaciosos a la par que confortables, recuerdan a una casa de muñecas, solo que gigante. Todo está perfectamente organizado y resulta precioso de ver.
¡Y no digamos las cabañas en los árboles! Comodísimas también, le harán retroceder en el tiempo a la época en la que soñaba, con sus amigos, en construirse un refugio secreto en el bosque…
En lo que respecta a las comidas, entre el camping gas, el salero y pimentero en miniatura y los cubiertos de picnic de plástico o de bambú, cada comida será como jugar a las comiditas. En solo unos segundos, reconectará con las sensaciones de la infancia y, créanos, ¡le encantará!
1-2-3- ¡bombaaa!
Y, por supuesto, está la piscina, lugar imprescindible donde los haya. Ese lugar que tanto nos hacía soñar de niños. ¿Lo recuerda? Podía pasarse horas y horas a remojo, hasta quedarse arrugado como una pasa. Le encantaba saltar a lo bomba, sobre todo salpicando de paso a los amigos.
Si lo piensa bien, no ha cambiado tanto, ¿no cree…? La única diferencia es que ya no necesita manguitos ni flotador y que ahora le encanta relajarse sobre una tumbona al borde de la piscina después de un buen chapuzón.
¡Al agua de nuevo! Si se esfuerza un poco, podrá incluso hacer un gran concurso de acrobacias.
Baños y más baños
El no va más, sin duda, era pasar las tardes en el parque acuático. Durante todo el año soñábamos con ello y, llegado el verano, no pensábamos en otra cosa. Los toboganes, las piscinas con chorros de agua, ¡era el paraíso en la tierra!
Y hoy, ¡lo sigue siendo! Pero con una importante ventaja: el espacio acuático está ahora integrado en el camping… A solo unos metros de su parcela, le esperan todo tipo de juegos acuáticos, descensos en flotador, descabellados deslizamientos y rocambolescos saltos.
Ya lo verá, desde el primer día en un espacio acuático Yelloh! Village, todos los recuerdos irán subiendo a la superficie, como si de espuma se tratara…
La pausa del helado
Los únicos momentos en los que aceptábamos salir del agua eran cuando nuestros padres nos compraban un helado.
Un cucurucho con dos bolas: vainilla y chocolate. O fresa y vainilla, dependía del día. Aún hoy, ¡no tiene sentido culminar la tarde en la piscina o el espacio acuático sin un delicioso helado!
Noches festivas
Y luego, estaban las noches animadas (¡el guateque!) con los vecinos, los amigos… ¡Esos instantes de pura diversión con los seres queridos! Yelloh! Village le permite revivir esos momentos únicos gracias a las animaciones, las veladas de disfraces, los bailes alrededor de la piscina… Instantes maravillosos que le devolverán el dulce sabor de la infancia.