Campings Sari-Solenzara

El pueblo de Sari-Solenzara en la costa oriental, en la frontera de la Alta Córcega, se merece una visita. Descubra esta villa emblemática de la Côte des Nacres.

¿Conoce Sari-Solenzara?

El pueblo de Sari-Solenzara, ubicado en el límite sur de la llanura oriental, une de hecho dos lugares distintos. Por un lado Sari, un pueblo auténtico situado a una altitud de 400 metros. Y por otro lado Solenzara, un atractivo balneario de la Côte des Nacres.

Sari-Solenzara es, pues, un compuesto que atrae por su diversidad de paisajes, entre mar y montaña, pero también por su ambiente. Efectivamente, a diferencia de las ciudades que lo rodean, Sari-Solenzara propone un marco relajante y tranquilo.

Es el lugar ideal para quien busca calma y los entornos naturales correspondientes. Realice, pues, una visita que le ofrece otra experiencia que las ciudades y balnearios de los alrededores como Aleria o Porto-Vecchio.

 

¿Sabía esto?

Aunque hoy en día el municipio de Sari-Solenzara combina los nombres de los dos lugares principales que lo componen, no siempre ha sido así. Efectivamente, hasta 1985, este territorio se conocía bajo el nombre de Sari-di-Porto-Vecchio.

 

¿Cuál es el plan?

Empiece su visita en Solenzara y su paseo marítimo. Ponga rumbo a las playas donde le esperan arena fina y aguas turquesas. Ya sea en Scaffa Rossa, la playa del mismo Solenzara, o Canella a apenas 7 kilómetros, el entorno es cautivador. Podrá pasear, tomar el sol sobre la arena caliente y después refrescarse en el Mediterráneo.

Pase también por el puerto deportivo igual de atractivo. Tome una pausa en uno de los bares para tomar una bebida fresca, un café o incluso un helado. A continuación, recorra las callejuelas y descubra el encanto de las edificaciones y de la bella iglesia de Saint-Paul.

 

Después de conocer Solenzara, gane altura y acuda al pueblo de Sari, una faceta totalmente distinta de Córcega. De hecho, el panorama es absolutamente espléndido. Descubra en el pueblo pintorescas calles y plazuelas con casas de piedra y fuentes.

El pueblo se ha ido formando en torno a la iglesia de Saint-Pierre. El edificio es tan bonito como su historia: en el siglo XIX, los vecinos mismos erigieron este lugar de culto reutilizando las piedras de una antigua capilla.

Finalmente, extienda sus visitas a los alrededores que también rebosan de preciosos lugares. Podrá subir, por ejemplo, 600 metros más arriba para descubrir el monasterio de la Assunta Gloriosa. No se pierda tampoco el macizo de Bavella, famoso por sus agujas, que atrae a miles de visitantes.

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